Un clase a nosotros, diseñadores de este siglo, y al del siglo pasado

No esta editado nada de este valioso tratado, corto pero con sustancia, Via gbuzzi.com

Que lindo es reencontrarme con este tipo de lecturas y creer que aún hay
profesionales que tienen en cuenta estos criterios como Mark Mackay que dice:“No
sé cuantas veces he escuchado decir a mis maestros -y a otros diseñadores de
mayor edad que la mía- que la computadora vino a hacer un desastre en el diseño.
Ahora podemos aplicar filtros por doquier, cuando en sus tiempos aplicarlos
requería de conocimientos profundos de fotografía, y además se hacía con cuidado
y sólo cuando la foto lo ameritaba. Lo mismo sucede con la tipografía: tenemos
miles de familias tipográficas al alcance de un simple menú, lo cual ha
resultado en un popurrí indiscriminado de tipografía para el documento más
sencillo.


Y estoy completamente de acuerdo con ellos, excepto en una sola
cosa.Gran parte de los maestros que tuve me enseñaron a ver el texto como una
mancha tipográfica. La composición, el ancho de las columnas, y
(afortunadamente) la legibilidad eran supremos. El contenido no importaba, podía
ser el buen lorem ipsum o un texto cualquiera copiado de internet. Y no los
culpo, pues en sus tiempos realmente no había manera de tomar en cuenta el
contenido. Ellos fueron entrenados recortando columnas de revistas y pegando
penosamente letraset para los títulos.

Lo que la generación pasada de diseñadores no se ha dado cuenta (y discúlpenme si sueno pretencioso), es que en este momento los diseñadores estamos en una posición privilegiada: hoy se publican cantidades obscenas de información, ya sea digital o impresa. Una buena parte de esta información pasa por los ojos de un diseñador, ¿y este qué hace? La vacía tal y como va a inDesign, QuarkXpress, Dreamweaver, Illustrator, o el programa que sea de su agrado. Ni siquiera lo lee. No le importa, aunque (como siempre) hay algunas excepciones. Fuimos educados a la vieja usanza.La computadora ofrece la posibilidad de observar el contenido en tiempo real, WYSIWYG (what you see is what you get), algo que nuestros maestros no tuvieron. A eso le atribuyo su indiferencia al contenido.

¿Qué deberá hacer el diseñador entonces?
1. Antes que nada, leer el texto. No sé cuantas veces he leído un libro, y regreso
a la portada y pienso “Qué carajos estaba haciendo el diseñador?”. Es evidente
cuando el diseñador sólo leyó el título.

2. Corregir los detalles tipográficos: no todos los autores poseen un título en periodismo o en literatura. Cuando diseñas algo impreso (revista, periódico o libro)
generalmente hay un editor que asiste en esta tarea. Cuando el cliente llega a
pedir una página de internet por lo general el trato es directo, o con algún
departamento que no tiene editor (marketing o IT).

3. Analizar el contenido. Esta es la idea central de este post, lee y comprende. Se supone que los diseñadores somos especialistas en cuestiones visuales, pues adelante! Analiza qué cosas serían más fáciles de entender visualmente: una tabla para comparar y contrastar, una infografía para ejemplificar un suceso, una foto o ilustración del tema.

4. Entrénate. Lee y redacta. No le tengas miedo a escribir, un
weblog es un buen comienzo. El texto es nuestra materia prima y hay que
conocerla. “¡Pero ya tengo a un editor que se encarga de eso!” - no importa, el
diseñador es el último eslabón entre el emisor y el receptor, y nunca está demás
un filtro que pueda corregir errores ortográficos, tipográficos o gramaticales
antes de que se publique la información.

Dedicado a mi compañero Julian Martin

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